Álvaro del Portillo, primer
Obispo y Prelado del Opus Dei va a ser beatificado el próximo 27 de septiembre
en Madrid, su ciudad natal. Sucesor del fundador de la Obra, San JosemaríaEscrivá,
siguió con toda fidelidad las huellas de su labor apostólica extendida ya por
los cinco continentes.
Como cada hombre santoDon Álvaro,
así se le ha llamado con todo cariño, trajo consigo a la Iglesia su carisma
peculiar cuyo descubrimiento siempre nos enriquece, admirando en él la inmensa
variedad que la Providencia derrama sobre la humanidad. Quienes han estudiado
su historia ven en Álvaro del Portillo una personalidad casi inalterada desde
la infancia hasta su muerte, como si al plasmarla en unas imágenes sucesivas
cronológicamente se tratara de un rostro de líneas perfectamente regulares que
el tiempo va delineando; primero acentuando el vigor y la fortaleza de la juventud,
después con la serena, templada y segura marca de la madurez y finalmente con
la suave longanimidad de la vejez. Siempre con la misma sonrisa que expresa la
paz de quien sirve a Quien sabe que le ha querido y le quiere eternamente. Así
sucede a todos cuantos confían plenamente en la infinita bondad divina: jamás
pierden el equilibrio, aunque atraviesen las más distintas situaciones o
circunstancias providenteso adversas afrontándolas con la simplicidad de quien
parece haberlas esperado desde siempre. A Don Álvaro era difícil verlo sin esa
sonrisa.
Llamaba en él la atención la
armonía de su personalidad en la que concurrían talantes aparentemente opuestos:
una inmensa y afabilísima bondad y una impetuosa energía. Las dos se le
advertían ya en su mirada limpia, transparente y profunda, inteligente, serena
y firme, atenta especialmente a todo cuanto hacía o decía San Josemaría, a
quien siguió durante cuarenta años para continuar liderando la Obra por él
fundada.Esa mirada silente, siempre desde un humilde segundo plano, que tanto hemos observado en
las imágenes filmadas del largo peregrinar apostólico de ambos. Una mirada con
intenso contenidoejemplar también difícil de olvidar.
El futuro Beato Álvaro del
Portillo estuvo dotado de una especial creatividad evangelizadora. En los
primeros años de su carrera universitaria ya mostraba su intensa preocupación por
las familias necesitadas de la periferia de Madrid a las que ayudaba en las
graves necesidades de aquellos difíciles tiempos de chabolas paupérrimas de la
posguerra a las que también impartía catequesis. Sus compañeros cuentan
detalles ejemplares del joven Álvaro de aquella época. Ejerció al fin de su carrera
como Ingeniero de Caminos que por ciertoestrenó en su primer destino de Murcia
en la Delegación de Obras Públicas de la cuenca del Segura. Compaginaba su
ejercicio profesional con sus estudios sacerdotales y de especialidad eclesial
que le llevaron a Roma donde llegó a ser considerado como un experto en Derecho
canónico. Como tal fue llamado a participar activamente en tareas de
responsabilidad en varios Dicasterios de la Curia Romana y muy activamente en
el Concilio Vaticano II. Consiguió completar el itinerario jurídico del Opus
Dei fijado por su Fundador tras sucederle e impulsar su acción apostólica ya
como su Prelado y Obispo extendiéndola como un impulso más de la Iglesia a las
tierras de misión más necesitadas del mundo. La Iglesia le ha reconocido también
sus escritos espirituales sobre la renovación eclesial con una nueva y abierta
mentalidad siempre fiel al Evangelio, su especial atención a los problemas de
la mujer y su clarividente aportación a la misión del laicado y de los
sacerdotes en el mundo actual.
Don Álvaro murió en la madrugada
del 23 de marzo de 1994 pocas horas después de regresar de una peregrinación a
Tierra Santa que concluyó con la celebración de una Misa en el Cenáculo de Jerusalén.
En la misma tarde de ese día San Juan Pablo II visitó la Curia Prelaticia del
Opus Dei en Roma para rezar ante el cuerpo de Don Álvaro ypreguntó a qué hora y
donde había celebrado su última Misa. Cuando se le informó que a las once de la
mañana en el Cenáculo, según palabrasdel actual Prelado Don Javier Echevarría:
"me sorprendió que el Papa hiciera rápidamente el cálculo entre la hora de
la Santa Misa y la de su marcha al Cielo. Al final le agradecía la visita, tan
insólita, pero el Papa me atajó diciendo,Era
un deber, era un deber".
El Papa Francisco ha destacado en
el futuro Beato un "precioso ejemplo de vida humilde, alegre, escondida,
silenciosa, pero también decidida en el
testimonio de la perenne novedad del Evangelio, anunciando la llamada universal
a la santidad y la colaboración con el trabajo cotidiano a la salvación
humana". Aprobó en julio de 2013 el milagro que culminó el proceso de
beatificación y fijo el lugar y la fecha de la ceremonia a petición de la
Prelatura del Opus Dei y su Prelado, monseñor Echevarría, ha querido proponer a
las miles de personas que asistirán al actoy a todos cuantos profesan ya una
especial devoción al nuevo Beato "que en un mundo surcado por tanta guerra
y conflicto nos consiga de Dios un profundogaudium
cum pace", laalegría y la paz en el corazón de los hombres que con
tanta pasión de apóstol sembró Don Álvaro.
Antonio Montoro