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domingo, 1 de marzo de 2015

Próxima conferencia de ciclo "4 miradas"

Viernes, 6 de marzo de 2015: CIENCIA, POLÍTICA Y LIBERTAD: DESAFÍOS PARA HOY Y PARA MAÑANA
Juan Arana Cañedo-Argüelles
Catedrático de Filosofía. Universidad de Sevilla


En esta conferencia vamos a reflexionar sobre las relaciones entre el concepto de ciencia y el de libertad. Lo que más nos preocupa hoy es que el avance del saber y el incremento de poder que éste proporciona redunde en detrimento de la libertad. Que no ocurra así, que las conquistas de la ciencia no esclavicen a nadie, es un objetivo que cabría resumir bajo la rúbrica "investigar para la libertad". Sin embargo, no basta con que haya libertad en el fin y en los medios de la investigación; también es indispensable que la haya en el principio mismo.
 
 
 



Defensores de la educación en el mundo


Recientemente Antonio Argandoña nos ha animado a dirigir la atención a un artículo de Rebecca Winthrop, una de las colaboradoras más prestigiosas de la Brookings Institution norteamericana en temas de educación y desarrollo. Hace unos días Rebecca publicó una entrada en el blog de  Brookings con el sugestivo título de “¿Podría ser el Papa Francisco el más grande defensor de la educación en el mundo?” (aquí, en inglés). El artículo empieza contando cómo fue invitada a una reunión en el Vaticano para tratar de temas educativos. “Como no católica, este era un nuevo territorio para mí”, confiesa.
De modo que se puso a leer cosas sobre la Doctrina Social de la Iglesia católica sobre educación. “Y descubrí una Iglesia muy diferente de la que aparece habitualmente en los titulares de la prensa. Los conceptos de dignidad humana, igualdad, el derecho de las personas a la plena participación en la sociedad y, en consecuencia, la llamada a proporcionar una protección especial a los pobres y vulnerables y a actuar buscando el bien común” llamaron su atención.

Para alguien interesado en el derecho universal a la educación, “la potente idea de que todas las personas formamos parte de una única familia humana, sin importar quién eres, de dónde eres, cuál es tu sexo, y si eres rico o pobre” le pareció particularmente atractiva”. Por eso afirma que “mi viaje al Vaticano me enseñó que hay mucho más terreno común del que parece, entre las comunidades religiosas y las dedicadas a la educación global”. De hecho, la última de sus recomendaciones es “apoyarse en la tradición educativa católica”.

La Iglesia católica tiene muchas joyas que pueden servir de guía a la sociedad, porque se basan en una concepción de la persona que es muy rica y muy prometedora. Hay que leer los textos que ha publicado sobre estos temas, dejando de lado los prejuicios de que hace gala nuestra sociedad laicista. Y tienen que hacerlo, sobre todo, los científicos sociales, que son los que pueden entender qué hay que interesante y de prometedor en lo que dice la Iglesia.